El sol se va esgrimiendo entre las flores
en un intento o grito a la sospecha,
la de un calor carente de una voz.
Un tiento a ciegas de la luz que no se entrega,
que serpentea y a menudo no se siente,
se prostituye y se adultera por defecto y por efecto
de un perfecto pacto de embriaguez.
El corazón de un universo en controversia
que impele al mundo y lo sacude sin querer
por el prurito de llegar a ser lo más oculto.
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