La noche me llamó “adicta de las maravillas”
y no tuve más remedio que creerla,
le di un beso en la mejilla de su lóbrega apariencia
y sonrojé mi dicha de princesa renga.
y no tuve más remedio que creerla,
le di un beso en la mejilla de su lóbrega apariencia
y sonrojé mi dicha de princesa renga.
La noche me llamó por las fisuras del agüero,
quería ser la que midiera el pulso de mi albur
y me encontró de luna y con sonrisa odalisca
aventando alguna lentejuela de mi sino.
quería ser la que midiera el pulso de mi albur
y me encontró de luna y con sonrisa odalisca
aventando alguna lentejuela de mi sino.
Hola Mafalda, soy de Argentina, muy bueno tu Blog, te recomiendo el blog de un amigo mio por si queres visitarlo. http://elsindicatodelvicio.blogspot.com/
ResponderEliminarestá muy bueno.
Un abrazo
Juane