Me abandono en la marea de tus verbos,
de tal cuerpo y tal manera
que podría presagiar en cada retracción
cualquier acorde que te nombre.
Insaciable el oleaje que me arrastra sin pudor,
el solo instante,
que mar afuera tan cristal de espuma y de resaca
devuelve el aborigen marco macro,
unas huellas a sus dueños, flores para los difuntos
y licencias para clandestinos
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