Y resultó que hacia frio
cuando yo me cercioraba de que no.
Detrás de mí no hay una sombra,
ni tan siquiera una palabra que me olvide
ni hay un lugar originario que me inmortalice.
Detrás de mi no hay una traza
ni una pestaña cayendo,
me desfloran las maneras de saberme seducida
y no profeso de merecimiento,
solo me limito
en lo que no colinda con espectros de amplia esfera
ni está escrito en el prospecto de mi antigripal.
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