domingo, 29 de agosto de 2010

Domingo 29 NO ERAN SIETE

La añeja quietud no era mas que una gata senil
que arañaba los rincones para saberse felina.

Sus intuiciones la evidenciaban
y sus actos la consumían,
pensaba demasiado y cazaba pocos ratones.

Soñadora y paseante de tórtolas
se fue reconciliando en ser escaldo de guijarros,
sopa de pobres y lengua áspera
para lamerse sus no heridas y afilarse los bigotes.

1 comentario:

  1. ¿Diríamos un "dormirse en sus laureles" del conformismo? ¿se puede una vida realmente reconciliar con la idea de ser "escaldo de guijarros/ sopa de pobres y lengua áspera"? Toda una ácida crítica social en un poema de aspecto encantador... Mafalda, ¿es necesario decir que me encanta, igual que con casi todos tus poemas? Saludos.

    CRISTIÁN

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