Y es que por pedir me pido,
y es que por soñar me sueño,
y es que por comer me como,
y es que por beber me bebo.
Autocomplaciente al verbo del subyugo,
auto imperativo en sus acciones sordas,
y es que hoy he transpirado extranjería,
deshidratada y oriunda
me complazco, me imprento
y me desprendo de la denominación de origen.
Exultante e impronta a la memoria
insultante al juego del recuerdo,
una etiqueta de algún modo,
a modo y cuenta de una calle,
una vereda que aún impresionada
se tasa de melancolías y morriñas
en un peritaje sin notario y con testigos
de alguna aurora en cartelera.
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