Me debo a unas cuantas letras desaprendidas
en la desenvuelta senda
del camina y no te quejes tanto,
dile reto,
al manto de semillas irradiadas como madrigal,
al sueño de ser pan y sed de vagabundo,
al credo de sentirme parte de un instante,
de un verso que quizá quiera de mi
o simplemente me requiera
para presumir del siento, y me presienta.
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