viernes, 16 de abril de 2010
OPTIMISTA COMO POCOS
Con las ojeras de antifaz y una sonrisa oportuna
me despierto entre las mantas cardinales,
no hay calor que arrulle más que los exiguos pasos
encarrilados y cardados para volverse tapiz.
Aparentemente tísicos e insólitos
no son tuberculosos ni chocantes.
Y recuerdo:
Que una vez un hombre sabio,
o es que me quería un bien,
y yo lo asumía a bien,
me dijo con su voz también cardada:
¡Te armaran tapices granas cuando pises!
Una profecía que al momento aplico sola,
para cuando lleguen los navieros
de tan preciada mención.
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