A veces duermo y duermo y sigo durmiendo
y el sueño me sueña y lo sueño,
desmedido enjuague de memorias,
la madreselva que se enreda en mi sesera
se atesta de aroma,
de perfumes, narcolepsia,
embelesa a los principios oriundos.
Días para no olvidar las llaves
ni divagar en exceso,
días que se acometen
como un verbo imperativo,
para ordenar un armario,
los cajones distraídos
rigurosamente enfermos,
los atiendo,
por colores, por tamaños, por recuerdos,
es lo más cuerdo
que sobreviene a pasar mi omisión
¿Te acuerdas del zapato rojo?
¿De aquel vestido celeste?
Aunque yo diga que es gris
¿De la chaqueta verde?
¿De aquellas sábanas blancas?
¿Del abrigo, la camisa sin bolsillo?
Y que el orden no es mi fuerte,
es mi caos, mi concierto de palabras
mi desconcierto centrado,
un jueves de tantos que quiero,
un bullicio en el patio,
un deseo de serenidad,
una excusa de colegio
¿Pronto será carnaval?
No hay comentarios:
Publicar un comentario