Brisa en arenales y marisma
terciada en las atlánticas esferas,
alma que se pierde entre salobres,
suave amanecer que se me entrega.
Rasgando los paisajes en lloviznas
raíles circundando sobre estelas,
me entregan amor-nube sangre nueva,
meciendo al son de pacto la sal-vela.
y volverán gaviotas por las brumas,
que atenderán mis ojos extraviados,
como caricias avivando dunas.
y surcarán las hiedras verdes prados,
será el levante que las cierne duras,
excomulgando sacras para mi blindados.
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