con un verso de tus labios
versando en los míos,
intimamos a la sombra de un castillo,
derramados en el suelo susurramos
y enredamos bellos cuerpos, los fundimos.
Sentimos dulces las huellas consentidas
de estas manos inexpertas, nuestras lenguas.
Embriaguez de frutas silvestres, efluvios.
Tu piel resbala entre el sudor y el grito,
exhalación con nombre de azahar y letras.
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